Derecho y Justicia, una ONG por la reinserción de los internos

Derecho y Justicia, una ONG por la reinserción de los internos

Trabajar por la reinserción real de la población reclusa es uno de los grandes objetivos de la asociación Derecho y Justicia. La ONG desarrolla su labor en tres grandes frentes: el asesoramiento jurídico gratuito a los familiares e internos del centro penitenciario de Tahíche y del centro de inserción social (CIS) Ángel Guerra, la formación y los programas ocupacionales. El propósito es alcanzar una integración social y laboral de internos e internas tras el cumplimiento de la condena. El colectivo acaba de confeccionar su última memoria de actividades, con el objetivo de presentarse, por primera vez, a la convocatoria de subvenciones del Cabildo de Fuerteventura, “ante la necesidad de que su labor altruista pueda alcanzar a un mayor número de internos”, explica la coordinadora de la asociación y psicopedagoga, Tharais Armas. El proyecto de Derecho y Justicia se desarrolla en buena parte gracias a la subvención del área de Bienestar Social del Cabildo de Lanzarote y ahora aspira a que Servicios Sociales del Cabildo de Fuerteventura apoye los programas impulsados el colectivo. No en vano, la prisión de Tahíche es centro de referencia de la población reclusa majorera y alberga, en la actualidad, al menos a 130 personas procedentes de la isla vecina, según detalla la directora del centro penitenciario, Antonia Chica, en su carta de apoyo a la ONG que acompaña la solicitud de ayuda. El desarrollo del proyecto, iniciado allá por 2007 por un grupo de madres y funcionarias del centro penitenciario, se acerca ahora a los internos majoreros gracias a una nueva sede en Fuerteventura, que se suma al local ya existente en Arrecife, ubicado en la calle Ramón Franco, y la atención desarrollada en el centro penitenciario de Tahíche. Tharais Armas destaca la especial coordinación con la dirección y subdirección del centro penitenciario, con los colegios de abogados de Lanzarote y de Las Palmas, y con los abogados de los internos para desarrollar la labor de asesoramiento jurídico.
“Existe una gran demanda del servicio jurídico, ya que en ocasiones, tal y como se ha podido constatar, los internos se encuentran desamparados, sin apenas medios para hacer valer sus derechos y con mucho desconocimiento sobre su situación legal y sus posibilidades de actuación”.
El objetivo principal de la asociación es ofrecer soporte jurídico a la población reclusa ante el vacío detectado, al tiempo que promueve la reinserción social y se realiza un estudio y seguimiento de los casos. La asociación destaca también la labor formativa desarrollada, ante el alto porcentaje de carencias en este ámbito entre la población reclusa. “Muchos internos no han concluido la educación secundaria, pero es que es un cupo alto el que ni siquiera alcanza a concluir la enseñanza primaria”, señala Armas. En este ámbito, la ONG considera fundamental la comunicación con las secretarías y directivas de centros de enseñanza, a fin de posibilitar la información académica e inscripción de los internos en los cursos.

En cuanto a la intervención psicopedagógica, Tharais Armas explica que “existe mayor reticencia entre la población reclusa y es quizá más costoso la formalización de matrículas en cursos y programas oficiales de enseñanza, debido a la concepción que el preso tiene de sí mismo, de su entorno, en muchos casos marginal, y de su futuro en la calle, bastante pesimista e inflexible. Por ello, es tan importante la posibilidad que ofrece este programa de contar con una figura que los oriente de manera individualizada”.

“Motivamos al interno a entender la formación como una posible y mejor salida sociolaboral, algo que se valora como positivo, siendo cada vez mayor el número de alumnos que termina con buenos resultados, superando los cursos y completando ciclos formativos”, añade.

El voluntariado es una de las armas más efectivas para lograr la reinserción de la población reclusa, si bien con la pandemia descendió su participación y ahora se vuelve a realizar un llamamiento para que se incorporen al proyecto.

“Una de nuestras luchas es que los colectivos sociales puedan también desarrollar su labor en el interior del centro penitenciario, para que la población reclusa tenga acceso a las oportunidades que se ofrecen al resto de la ciudadanía. Lo único que los diferencia es que están pagando la comisión de un delito y están privados de libertad, pero, por lo demás, gozan de los mismos derechos que todos los ciudadanos”, argumenta Tharais Armas.

Área ocupacional

En cuanto a la intervención psicopedagógica, Tharais Armas explica que “existe mayor reticencia entre la población reclusa y es quizá más costoso la formalización de matrículas en cursos y programas oficiales de enseñanza, debido a la concepción que el preso tiene de sí mismo, de su entorno, en muchos casos marginal, y de su futuro en la calle, bastante pesimista e inflexible. Por ello, es tan importante la posibilidad que ofrece este programa de contar con una figura que los oriente de manera individualizada”.

“Motivamos al interno a entender la formación como una posible y mejor salida sociolaboral, algo que se valora como positivo, siendo cada vez mayor el número de alumnos que termina con buenos resultados, superando los cursos y completando ciclos formativos”, añade.

El voluntariado es una de las armas más efectivas para lograr la reinserción de la población reclusa, si bien con la pandemia descendió su participación y ahora se vuelve a realizar un llamamiento para que se incorporen al proyecto.

“El propósito del proyecto es alcanzar una integración social y laboral”

“No llegamos al número real de personas que tienen necesidades”, explica la también pedagoga. Pone un ejemplo: en el momento en el que el número de juristas se ve reducido, el nivel de ansiedad entre los internos aumenta de manera exponencial, con lo que menguan las posibilidades de reducir las situaciones estresantes, fin que se persigue con los programas ocupacionales. “Todo influye”, expone.

Cree asimismo que tampoco se favorece la reinserción si la labor formativa de los internos continúa con las limitaciones educativas con las que entraron. “Desde la Asociación Derecho y Justicia creemos firmemente que para conseguir una reinserción total es preciso involucrar a todas las partes que están relacionadas con el posible delito y su cumplimiento, para que no se repitan las conductas y para actuar en el entorno de los internos, ya que con apoyo de familia y amigos es más fácil que no vuelvan a delinquir”, señala Tharais.

La ONG ha llevado a cabo talleres como la elaboración de una revista por parte de los propios internos, un programa desarrollado durante tres años consecutivos, o cursos de fotografía impartidos por profesionales de la comunicación, junto a ciclos de teatro, de costura o yoga.

Área jurídica

“No llegamos al número real de personas que tienen necesidades”, explica la también pedagoga. Pone un ejemplo: en el momento en el que el número de juristas se ve reducido, el nivel de ansiedad entre los internos aumenta de manera exponencial, con lo que menguan las posibilidades de reducir las situaciones estresantes, fin que se persigue con los programas ocupacionales. “Todo influye”, expone.

Cree asimismo que tampoco se favorece la reinserción si la labor formativa de los internos continúa con las limitaciones educativas con las que entraron. “Desde la Asociación Derecho y Justicia creemos firmemente que para conseguir una reinserción total es preciso involucrar a todas las partes que están relacionadas con el posible delito y su cumplimiento, para que no se repitan las conductas y para actuar en el entorno de los internos, ya que con apoyo de familia y amigos es más fácil que no vuelvan a delinquir”, señala Tharais.

La ONG ha llevado a cabo talleres como la elaboración de una revista por parte de los propios internos, un programa desarrollado durante tres años consecutivos, o cursos de fotografía impartidos por profesionales de la comunicación, junto a ciclos de teatro, de costura o yoga.

Área jurídica

“No llegamos al número real de personas que tienen necesidades”, explica la también pedagoga. Pone un ejemplo: en el momento en el que el número de juristas se ve reducido, el nivel de ansiedad entre los internos aumenta de manera exponencial, con lo que menguan las posibilidades de reducir las situaciones estresantes, fin que se persigue con los programas ocupacionales. “Todo influye”, expone.

Cree asimismo que tampoco se favorece la reinserción si la labor formativa de los internos continúa con las limitaciones educativas con las que entraron. “Desde la Asociación Derecho y Justicia creemos firmemente que para conseguir una reinserción total es preciso involucrar a todas las partes que están relacionadas con el posible delito y su cumplimiento, para que no se repitan las conductas y para actuar en el entorno de los internos, ya que con apoyo de familia y amigos es más fácil que no vuelvan a delinquir”, señala Tharais.

La ONG ha llevado a cabo talleres como la elaboración de una revista por parte de los propios internos, un programa desarrollado durante tres años consecutivos, o cursos de fotografía impartidos por profesionales de la comunicación, junto a ciclos de teatro, de costura o yoga.

“Motivamos para entender la formación como una mejor salida sociolaboral”.

“No llegamos al número real de personas que tienen necesidades”, explica la también pedagoga. Pone un ejemplo: en el momento en el que el número de juristas se ve reducido, el nivel de ansiedad entre los internos aumenta de manera exponencial, con lo que menguan las posibilidades de reducir las situaciones estresantes, fin que se persigue con los programas ocupacionales. “Todo influye”, expone.

Cree asimismo que tampoco se favorece la reinserción si la labor formativa de los internos continúa con las limitaciones educativas con las que entraron. “Desde la Asociación Derecho y Justicia creemos firmemente que para conseguir una reinserción total es preciso involucrar a todas las partes que están relacionadas con el posible delito y su cumplimiento, para que no se repitan las conductas y para actuar en el entorno de los internos, ya que con apoyo de familia y amigos es más fácil que no vuelvan a delinquir”, señala Tharais.

La ONG ha llevado a cabo talleres como la elaboración de una revista por parte de los propios internos, un programa desarrollado durante tres años consecutivos, o cursos de fotografía impartidos por profesionales de la comunicación, junto a ciclos de teatro, de costura o yoga.

Extranjería

Desde la asociación destacan también las actuaciones en materia de extranjería. “Son numerosos los presos extranjeros que se encuentran cumpliendo condena en el centro penitenciario de Tahíche. En su gran mayoría, cuentan con amplio arraigo en la sociedad de Lanzarote o Fuerteventura, tienen familia en las Islas y llevan muchos años viviendo y trabajando en España.

Para ellos, la situación en prisión en muchas ocasiones se agrava con la apertura por parte del Gobierno de expedientes de expulsión”, expone Derecho y Justicia. A estos internos se les asesora para justificar su arraigo en el país frente a órdenes de expulsión.

Por otro lado, también en los últimos años se ha producido un incremento de los internos que ingresan sin conocer ni siquiera el idioma, principalmente de origen magrebí y subsahariano. “Desconocen el idioma, sus derechos y la situación penitenciaria”, matiza Armas.

Reportaje publicado en Diario de Lanzarote

Defendemos los derechos de las personas privadas de libertad y de sus familias, promoviendo su reinserción social y laboral por una justicia más inclusiva y humana.


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C. Ramón Franco, 11, 35500 Arrecife
Las Palmas